Preparar un presupuesto… ¿qué instrumentos nos pueden ayudar?

Budget berenice narvaez new retail experience 3

 

El primer mes del año se caracteriza por la elaboración o confirmación del presupuesto anual para el período que está iniciando…

Este dato se puede sintetizar fácilmente en:
– un número: el total de ventas que se realizará el año en curso
– una tabla con lo que se piensa realizar mensualmente.

Pero para identificar este valor y para construirlo hay que dedicar tiempo para poder recuperar la información necesaria y analizarla. Sobretodo porque este número tienen un impacto muy amplio en la empresa.
Influye seguramente en:
– el nivel de inversión para realizar este objetivo
– los instrumentos y herramientas que se implementarán para alcanzar el resultado
– el compromiso que se genera a cascada con la Casa Madre, con el Director General, con el Director Comercial…
– la definición de premios y comisiones para el personal
– la estrategia de comercialización: con qué productos y servicios pensamos realizar el presupuesto, dónde se venderán, a quién, qué nivel de facturado se generará por cliente….
– los niveles de producción si se trata de una industria
– las compras de materia prima
– la reducción de costos: personal, puntos de venta, garantías, profundidad surtido, marketing, descuentos…

Sería fantástico predecir a ciencia cierta el futuro  pero eso es todavía muy difícil de conseguir. Lo que sí está a nuestro alcance, es integrar los elementos más oportunos y coherentes para definir el valor y el volumen de las ventas que pensamos realizar.

Recordemos que la razón de ser del presupuesto es saber para qué vamos a correr los próximo 12 meses, qué vamos a necesitar, qué acciones tenemos que planificar, qué alternativas tener si las condiciones del mercado cambian…
Nos permite de alguna manera estar preparados evitando así la improvisación y la descoordinación.
Nos ayuda a generar sinergía entre todos los departamentos y optimizar los recursos.

Algunas sugerencias entonces para preparar el presupuesto…
Utilizar datos comparables de los dos o tres años anteriores.
Considerar los datos externos por ejemplo aquellos sobre nuestro mercado de referencia.
Si el mercado de las gafas está creciendo del 5% es arriesgado decir: “nosotros vamos a incrementar nuestras ventas del 20%.”
Obtener un resultado de este tipo es posible pero implica que debemos por ejemplo analizar los datos para ver cuántas cuotas de mercado podemos ganar, definir el PORQUÉ, el CÓMO e identificar claramente las OPORTUNIDADES y las ACCIONES para conseguirlo.
De la misma manera, si el mercado está creciendo del 12% y nosotros prevemos un crecimiento del 5%, parece un resultado mediocre considerando que creceríamos menos de lo que hace el mercado.
Identificar qué factores influyeron positivamente y negativamente en los resultados los últimos 12 meses… es decir ver si hemos tenido picos de ventas ya sea en positivo o en negativo. Los debemos evidenciar para poder reproducir los que favorecieron las ventas y para limitar los que las perjudicaron.
Comunicar y compartir los objetivos con los otros departamentos.
Por ejemplo, saber si el departamento de desarrollo producto va a introducir nuevas marcas, nuevas tecnologías que nos diferencien de la competencia y que nos vayan a dar la posibilidad de  ganar nuevos clientes.
Saber si al contrario se van a eliminar productos.
Considerar elementos internos tienen un impacto en la elaboración del presupuesto, como por ejemplo los que provienen del departamento de marketing. Por ejemplo, el plan de posicionamiento de los productos o de las marcas: incrementar la distribución numérica o favorecer la distribución ponderada.
Analizar los puntos débiles también hace parte del proceso de definición del presupuesto.
Esto nos permite decir que aspectos mejorar y sobretodo como hacerlo.
Un ejemplo podría ser: mis vendedores no conocen las características técnicas del producto, necesito formarlos.
O podría ser: el taso de conversión visita/venta está por debajo de la media corporativa: necesito reforzar sus capacidades y conocimientos en negociación.
– Hay también los factores que no podemos controlar completamente, por ejemplo el clima que puede ser determinante para las ventas de algunos productos como las cremas solares.
Entonces, en estos casos – como ya sabemos que esto puede pasar – debemos tener el   plan B… Es decir estar preparado para actuar en esta situación desfavorable y obtener lo máximo.

El número conseguido a final de año va a ser el resultado de cómo hayamos llevado acabo cada acción para alcanzarlo.
Por esto es importante que cada una tenga un indicador simple que nos permita medir la evolución y definir un calendario de realización o de verificación.
El seguimiento es fundamental, de nada sirve preparar un presupuesto, entregarlo en enero y después llegar a diciembre diciendo que no lo conseguimos….. es necesario hacer un punto constantemente y adoptar las acciones correctivas necesarias.
Corregir no quiere decir haber hecho mal nuestra previsiones…. el presupuesto nos indica un camino para alcanzar el objetivo… pero es un camino que se debe adaptar también a las oportunidades o dificultades que se encuentren a lo largo de la trayectoria.

Hay también un elemento que marca la diferencia y es la actitud de las personas que deben conjuntamente alcanzar el resultado: proactivas, propositivas, comprometidas, creativas…
Y esto depende de quien las coordina…. no llega sólo y también hace parte de la preparación del presupuesto.

Para terminar, construir un presupuesto de esta manera, nos permitirá al mismo tiempo tener los argumentos necesarios para defenderlo y para conseguir su aprobación…. de esta manera en enero ya no nos quedará más que empezar a actuar…

Este artículo se publicó en America Retail en noviembre 2014.

¿Podemos considerar un proveedor como un cliente?

Proveedor cliente new retail experience berenice narvaez

La primera respuesta que nos puede venir en mente es: un cliente nos compra… un proveedor nos vende…. pero si tomamos en cuenta algunos aspectos veremos que proveedor y cliente comparten algunos de los elementos que nos caracterizan como empresa.

Nuestros valores: como empresa decimos que somos transparentes, honestos,eficaces…. esto vale seguramente para los clientes.
Y ¿para los proveedores? ¿los valores cambian, no existen, se ignoran?…..
¿Cómo podemos, como empresa, ser coherentes si con unos nos comportamos de una manera y con otros lo hacemos de modo diferente?

Nuestros embajadores: todas las personas que entran en contacto con la empresa son nuestro embajadores, los que primero nos vienen en mente son los clientes, después puede ser que pensemos a las personas que trabajan en la empresa pero y ¿qué pasa con los proveedores?
¿Acaso ellos no pueden comentar su experiencia? ¿No es importante ser reconocidos como empresa “seria” también por parte de esta categoría?
Ellos evidentemente hablan, cuentan las experiencias, dicen “este cliente es bueno, malo”… “son clientes serios, no lo son”…  y regresamos de nuevo al punto de la coherencia

Un potencial comprador: si somos una empresa que trabaja en la distribución, en la venta de productos y servicios podría ser que nuestro proveedor o potencial proveedor sea o se convierta también en un cliente.
¿Qué credibilidad podremos tener si como proveedor lo tratamos de una manera y como cliente de otra?
Este proveedor no sólo comentará su experiencia negativa o positiva con las personas que se encuentren a su alrededor…. pero además gozará de más credibilidad respecto a un cliente “común” .
¿Porqué? Porque puede decir que nos conoce desde adentro….

El tiempo: un proveedor nos dedica tiempo: para venir y escuchar que necesitamos, para preparar una propuesta, para presentarla… el tiempo es oro y tiene su valor. Seguramente, lo podemos considerar como una inversión que hace el proveedor sobre nosotros en calidad de cliente futuro… pero esto debe ser reconocido y apreciado… eso sí, de maneras diferentes.
No es lo mismo un proveedor que envía una oferta standard que uno que personaliza sus productos y servicios en función de nuestras necesidades… y esto debe ser valorado… no se trata de pagar por ello pero si de ser conscientes de esta inversión y de tener un comportamiento adecuado.
Cuando entra un cliente, le dedicamos nuestra atención para no hacerle  perder tiempo y porque valoramos su disponibilidad.
¿Porqué debería ser diferente con el tiempo de un proveedor?

El feedback (en el caso de los clientes se podría identificar como la fase de seguimiento) Dar un feedback no quiere decir que se aceptará la oferta propuesta por el suministrador de bienes y servicios pero si es dar un seguimiento.. exactamente como se hace con los clientes.
Recibir un feedback del cliente para saber qué le gustó, qué no, porqué compró o porqué no, es un elemento enriquecedor para la empresa, pues de  igual manera lo es para un proveedor.
“Compensar o pagar” el tiempo que nos ha dedicado para preparar una propuesta puede ser darle un feedback.. si lo ayudamos a que mejore sus ofertas estaremos participando a la creación de un conjunto de “buenos” proveedores entre los cuales elegir en esta ocasión o en futuro….

La negociación: cuando un cliente quiere comprar es probable que haya una fase de negociación: que nos pida un descuento, servicios adicionales, garantías….
Nunca dejaremos ir a un cliente potencial sin antes negociar ¿verdad?
Pues lo mismo podemos hacer con los proveedores.. si hecha una oferta hay parámetros que no corresponden a nuestras necesidades podemos negociar: precios, servicios adicionales, tiempos… es la razón por la cual se piden ofertas… o queremos limitar nuestro trabajo y profesionalidad a la solución más simple: “¿escojo la propuesta más barata?”…..

Decir NO: llegamos a un momento que puede ser difícil para muchas personas y es el de decir “NO, gracias no me interesa”.…. Hay muchas personas a las cuales cuesta decir no, por diferentes motivos: miedo a ofender, por no querer dar explicaciones, por economía de tiempo… pero ¿es una actitud profesional no responder?…
¿Tenemos tiempo para responder con excusas que nada más generaran llamadas o mensajes que no nos llevarán a ninguna parte?…
Yo creo que no tenemos tiempo: ni como empresa ni como proveedor.
Pongámonos en el lugar del proveedor: tiene objetivos anuales que alcanzar.
¿Cómo gestiona esto si no sabe si una oferta que ha realizado se concretizará o no?
¿Porqué hacerle perder tiempo diciéndole que nos contacte nuevamente si sabemos ya que la respuesta será negativa?
¿No es más profesional y constructivo ser transparentes y permitir a la persona que se concentre en clientes que realmente lo ayudaran a alcanzar sus resultados?
Esta actitud es simplemente ponerse en el lugar del otro, en este caso, el otro es el proveedor… y esto se llama generar empatía.

Si los libros, los expertos en: ventas, negociación y gestión de personas, nos dicen que tenemos que generar empatía para alcanzar nuestras metas – cosa que ya hacemos con nuestros clientes –  ¿porqué no hacerlo también con los proveedores?
¿No sería además una manera para conseguir aún más de ellos?
¿No sería el camino para construir relaciones duraderas, estimulantes y profesionales con personas y empresas que de alguna manera nos permiten alcanzar nuestros objetivos?
¿No es exactamente lo mismo que queremos construir con nuestros clientes?

Entonces …. ¿podemos decir que un proveedor puede ser considerado como un cliente? 🙂

Artículo publicado en America Retail el 20/06/2014