¿Las personas que trabajan en el punto de venta y que están en contacto con el público son figuras profesionales?

Cuando entro en un punto de venta y veo al personal, me doy cuenta de que estamos frente a una paradoja y es que de un lado se realizan cada vez más innovaciones, ferias, eventos y estudios relacionados con el retail y por otro lado la figura del vendedor sigue siendo en muchos casos una figura instable, poco preparada y desvalorizada.
Y entonces pienso y digo: si en el retail trabajan personas de diferentes sectores como productores, importadores, exportadores, agentes inmobiliarios, arquitectos, publicistas, diseñadores, informáticos, consultores, personas de marketing, psicólogos, neurólogos,… El retail también implica vendedores. Ellos son el anillo de la cadena que está al contacto con el cliente y que maniobran y utilizan todos los instrumentos creados y puestos a disposición para poder realizar los resultados y los objetivos establecidos.

VededoraEs en este contexto que yo me pregunto: ¿porqué el rol del vendedor no está valorizado?
Las personas que participan en el mundo del retail  son especialistas de su trabajo, tienen una formación especifica,  son “profesionales” con todo lo que esta  palabra significa ya sea del punto de vista concreto que caracterial.

¿Porqué no se pretende lo mismo del vendedor?

¿Porqué no se considera que para ejercer la función de vendedor y alcanzar los resultados esperados se necesitan personas calificadas que tengan la formación adecuada, la experiencia necesaria y las características emotivas especificas para este trabajo?

¿Porqué todas las energías que han puesto las otras figuras que participan en el mundo del retail se desperdician al momento de llegar al punto de venta: el lugar en que todo se concretiza, porque es ahí que el cliente compra?

Yo creo que debemos tomar conciencia que ser vendedor es una profesión.
Creo que la idea por parte de la empresa de decir “un vendedor vale otro”, “es sólo el vendedor”, “que esté ahí y que venda no más” sea un gran error.
Creo también que si las personas que deciden ser vendedores llegan pensando “necesito trabajar, al menos hago de vendedor”, “es lo único que encontré”, “cualquiera puede ser vendedor” no sean las personas que deban estar en un punto de venta.

El vendedor debe ser la figura que permita mejorar sensiblemente los resultados, que realice la venta, que haga la diferencia de cara a la competencia y de cara a lo que los consumidores busquen y pidan.

Además, invirtiendo en nuestros vendedores, los fidelizaremos.
Se habla mucho de fidelizar al cliente, pues bien yo creo que debemos fidelizar también a nuestro cliente interno. De esta manera conseguiremos optimizar los recursos y el tiempo dedicados a seleccionar, formar y preparar estas personas para hacer que conozcan la empresa, los productos, los servicios, el mercado local, los clientes, para que se integren en un grupo de compañeros de trabajo….

¿Cómo pretendemos fidelizar un consumidor si cada vez que entra en la tienda encuentra una cara diferente?

¿Cómo puede el vendedor “de turno” contribuir a mejorar la calidad de las ventas si cada vez debe comenzar de cero con los consumidores y descubrir cuales son sus motivaciones de compra y no conoce bien los productos?

Entonces, llego a la conclusión de que invertir en los vendedores sea una estrategia positiva bajo varios puntos de vista: de recursos humanos, comercial, de imagen de la empresa, de la relación con el cliente …
Dedicar importancia a la calidad de los vendedores es el camino para alcanzar el nivel de excelencia que debemos ofrecer a nuestros clientes y que nos permitirá durar y crecer en el mercado.

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